La ingeniería civil es una de las profesiones que deben contribuir de forma significativa para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por Naciones Unidas en su Agenda 2030. Estos objetivos, que recogen el testigo de los Objetivos del Milenio, incorporan una visión universal en un mundo ya globalizado, e integran de forma conjunta la componente social, económica y medioambiental dentro del concepto de desarrollo sostenible. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen por lo tanto dos diferencias significativas respecto a sus antecesores: nos involucran a todos, y vinculan el desarrollo humano y la protección del medio ambiente como una única variable.

El gran impacto social que tienen las obras públicas dota a la ingeniería civil, junto a otras profesiones técnicas, de la salud y sociales, de una alta capacidad para generar desarrollo humano y construir una sociedad. Hay un elemento común en prácticamente todas las definiciones de desarrollo humano, siempre aparece la mejora de las posibilidades, de las oportunidades, o de las opciones de las personas como elemento común. Se trata por lo tanto de generar unas condiciones de vida para que las personas puedan, de manera libre e independiente, tratar de aprovechar sus capacidades, no tanto de que luego lo logren o no. El reto en el contexto de los países empobrecidos, es colaborar aportando nuestros conocimientos para que se logren esas condiciones mínimas.

No debe olvidarse que el objetivo final de cualquier obra civil, en cualquier lugar, es mejorar el contexto allí dónde se realiza la intervención. En nuestro día a día la decisión sobre qué tipo de mejora se requiere, que tipo de desarrollo buscamos, la toma el poder político como representante de la sociedad, y la sociedad tiene herramientas para modificarla. En los países empobrecidos qué mejoras deben acometerse es una decisión compleja, completamente alejada de nuestra realidad diaria, y en la que la población implicada suele tener escasa influencia. Es en este contexto en el que se realizan las laboras de Ingeniería para Cooperación al desarrollo, rama de la ingeniería en la que la colaboración con la población local, identificar los objetivos de desarrollo a alcanzar, y conseguir herramientas apropiadas para lograrlos, son las cuestiones más importantes a resolver y que condicionan las soluciones técnicas y el propio desarrollo de la obra.

La Agenda 2030 de las Naciones Unidas nos marca el trazado que debemos seguir si queremos avanzar de manera coherente para lograr ese desarrollo sostenible, y el camino se materializa en cada uno de los objetivos. A pesar de que la influencia de la ingeniería civil destaca en algunos directamente relacionados con las infraestructuras, como son el acceso al agua y al saneamiento (Objetivo 6), garantizar el acceso a una energía asequible y no contaminante (Objetivo 7), construir infraestructuras resilientes (Objetivo 9), lograr ciudades más inclusivas y sostenibles (Objetivo 11) o adoptar medidas para combatir el cambio climático (Objetivo 13); está también presente en multitud de ellos de forma indirecta, dando un claro ejemplo sobre su influencia y capacidad.

Para trabajar en esta rama de la ingeniería, la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos recupera la actividad de su Oficina de Cooperación al Desarrollo, fundada en el año 2006.

COORDINADOR

Pedro Lastra González